Toro Alado del palacio de Persepolis. Tomado de: http://mirararte.blogspot.com/2009/08/arte-persa.html |
Ruta
La ruta de esta semana nos
llevara de nuevo al cercano oriente para recorres los caminos comerciales
persas y sus ciudades capitales. En primer lugar, iremos a Pasargada, primera capital del imperio construida por Dario el
grande y allí visitaremos el que fuera su palacio y el lugar donde se
encontraron enterrados sus restos. Posteriormente, visitaremos Persépolis, una ciudad que constituye
el más enorme de los monumentos persas por sus ruinas y vestigios. Finalmente
partiremos desde Susa, última
capital del imperio, hasta Sardes en
un recorrido que intentará reconstruir la ruta comercial más importante que
unía los dos extremos del imperio persa en la época en la que éste alcanzó su
máximo esplendor.
Mapa
de la Ruta
Imágenes
de la Ruta
Ilustración del siglo XIX de Persepolis. Tomada de: http://en.wikipedia.org/wiki/File:Persepolis_rendering_old.jpg |
Panorama de Persepolis. Tomada de: http://en.wikipedia.org/wiki/Persepolis |
Imagen de Persepolis, Tomada de http://en.wikipedia.org/wiki/Persepolis |
Puerta de las naciones en Persepolis, Tomada: http://en.wikipedia.org/wiki/Persepolis |
Representación de ofrenda o tributo al rey Tomada de: http://web.stanford.edu/dept/archaeology/cgi-bin/archaeolog/?p=225 |
Representación de ofrenda o tributo al rey Tomada de: http://en.wikipedia.org/wiki/Persepolis |
Dibujo que representa una mujer de la nobleza persa. Tomada: http://historiadelaindumentariaylostextiles. blogspot.com/2013/09/persas.html |
Dibujo que representa una mujer de la nobleza persa. Tomada: http://historiadelaindumentariaylostextiles. blogspot.com/2013/09/persas.html |
Dibujo que representa una mujer y un hombre de la nobleza persa. Tomada: http://historiadelaindumentariaylostextiles. blogspot.com/2013/09/persas.html |
Tumba de Ciro II en pasargada. Tomada de: http://en.wikipedia.org/wiki/Pasargadae#mediaviewer/File:Cyrus_tomb.jpg |
Representación de la tumba de Ciro I en pasargada. Tomada de: http://en.wikipedia.org/wiki/Pasargadae#mediaviewer/File:Cyrus_tomb.jpg |
Vista del pabellón desde uno de los laterals del Jardín de Eram en Shiráz (Iran) Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Jard%C3%ADn_de_Eram |
Fachada del pabellón del Jardín de Shiraz (Iran). Tomado de: http://es.wikipedia.org/wiki/Jard%C3%ADn_de_Eram |
Pieza del Tesoro de Oxus expuesta en el museo Bitránico. Tomado de: http://en.wikipedia.org/wiki/Oxus_Treasure |
Pieza del Tesoro de Oxus expuesta en el Museo Británico. Tomado de: http://en.wikipedia.org/wiki/Oxus_Treasure |
Pieza del Tesoro de Oxus expuesta en el museo Bitránico. Tomado de: http://en.wikipedia.org/wiki/Oxus_Treasure |
León alado en el palacio de Dario en Susa. Tomado de: http://en.wikipedia.org/wiki/Susa#mediaviewer/File:Sphinx_Darius_Louvre.jpg |
Historia
La civilización persa tuvo
uno de los más grandes imperios que el mundo haya conocido. En concordancia con
la inmensidad de su territorio conquistado, la cultura persa fue además una de
las más llamativas y diversa. El objetivo de esta semana es entender la
cotidianidad de las clases más favorecidas en el imperio y viajar en el tiempo
para intentar reconstruir sus vidas llenas de lujos y conforts a través del
análisis de la historia de los objetos y gracias a los descubrimientos de la
arqueología.
En primer lugar, es
importante mencionar que los persas hacen parte del grupo de poblaciones
iranias que fueron conquistando pueblos hacia el oeste hasta que finalmente
Ciro I o el grande obtuvo la victoria contra los medos, comenzando así la época
de hegemonía persa en lo que hoy conocemos como oriente próximo. Durante los
gobiernos posteriores, el imperio fue creciendo al tiempo que se presentaron
revueltas al interior del mismo. Así, cuando Gambises II conquistó Menfis en
Egipto y Jérjes luchaba con los helenos en occidente, varias zonas del imperio
se rebelaban y eran aplacadas en una constante puja por el poder.
Una de las características
particulares de los persas era su forma de gobernar los pueblos conquistados y
la organización social muy jerarquizada. “En
conjunto, la dominación persa no resultaba abrumadora para los pueblos
conquistados. Las naciones conquistadas
conservaban su propia religión, costumbres, sistemas económicos y, hasta cierto
punto, sus propias formas de gobierno” (Ypung, Pp 330). Sin embargo, los
persas tenían representantes en cada pueblo conquistado que se identifican con
el nombre de sátrapas y que pese a la vigilancia ejercida por los enviados del
rey, llegaban a alcanzar un alto grado de independencia en sus territorios. En
cuanto a lo segundo, hoy sabemos gracias a los rastros arqueológicos y el
desciframiento de escrituras cuneiformes que los persas tenían fuertes
diferencias sociales: los más privilegiados eran por supuesto el rey como
enviado de dios y la nobleza compuesta de sus familiares, les seguían los
sacerdotes quienes legitimaban la relación entre el monarca y el dios Ahura
Mazda (principal deidad persa) y ejercían como consejeros de estado. También
eran muy importantes los dirigentes militares emparentados con la nobleza
quienes estaban al frente de la famosa caballería y debajo de estas clases
privilegiadas se encontraban los comerciantes, artesanos y por último los
campesinos (Gimeo, Pp 35-36).
Además de todas sus
conquistas, los persas tuvieron ciudades importantes a lo largo de su historia
en las cuales aún hoy se puede evidenciar su esplendor y riqueza. La primera de
éstas fue Pasargada, construida por mandato de Dario el grande y sede de su
gran palacio y tumba. Aproximadamente en el 520 A.C. por orden de Darío se
construyó también Persépolis, que en principio “se ocupaba una vez al año, durante las ceremonias del año Nuevo, cuando
dignatarios de todos los rincones llevaban sus tributos al rey” (Gimeo, Pp
42) pero pronto se convirtió en un monumento notable (Ypung, Pp 328).
Finalmente, Susa fue la última de las ciudades imperiales y se encontraba unida
a la ciudad de Sardes, ubicada al otro extremo del imperio gracias a la más
conocida de las rutas y caminos reales.
Otra de las características
sobresalientes de los persas, que para algunos historiadores fue también la
causa de su caída (Ypung, Pp 331), era la organización económica. Pese a las
libertades relativas de los pueblos conquistados, los persas eran implacables
al exigir el pago de tributos o impuestos que generalmente se entregaban en
especie según lo que se produjera en el área; así por ejemplo, Egipto pagaba
con trigo y los Medas con ganado (principalmente ovejas). Además de los
impuestos, la economía se movía gracias al comercio dinámico que se expandía
por toda una red de caminos y acanales construidos con ese propósito “y hubo otras medidas que contribuyeron de
forma importante al desarrollo de la industria y el comercio, tales como la
unificación del sistema de pesos y medidas, el intento de impulsar el uso de la
moneda y el desarrollo del crédito bancario, especialmente en Mesopotamia”
(Ypung, Pp 331).
Visto lo anterior, voy a viajar
en el tiempo y a pretender que soy una mujer persa de la nobleza que vivió en
Susa hacia el año 250 A.C. Como tal, debía tener vínculos de consanguinidad con
el rey y, a diferencia de las demás mujeres del pueblo, es posible que tuviera
cierta intervención política o que hubiera participado en el comercio. Sin
embargo, la vida cotidiana es lo que llama la atención. Para entonces, hubiera
disfrutado de amplios y hermosos jardines rodeados de toda clase de hierbas,
plantas y fuentes. Aunque la historia ha dado a babilonia el lugar privilegiado
en cuento a jardines, tanto así que fueron catalogados como una maravilla del
mundo antiguo, los persas, quienes entre otras cosas conquistaron los
territorios de babilonia, probablemente no tenían mucho que envidiarles en este
aspecto: “La admiración de los persas
hacia los espacios verdes se remonta a la época de Ciro el grande, cuyo trono
en Pasargada estaba orientado a los jardines interiores del palacio. Además, la
residencia contaba con amplios senderos rodeados de vegetación a cuyos lados
fluía, por canales especialmente diseñados, el agua para mantener la vegetación”
(Gimeo, Pp 42).
Otra cosa que hubiera
disfrutado serían los deliciosos banquetes gracias a la variedad de comida que
llegaba desde todas partes del imperio pues “las clases dirigentes no se privaban de ningún manjar y sus comidas
estaban atestadas de los más diversos platos y bebidas, servidas en lujosos
cuencos y vasijas de oro y plata” (Gimeo, Pp 42). Con solo imaginar cómo
sería un festín de este estilo ya nos hace pensar en que la oligarquía persa debía
pasarla muy bien, incluso sin tener las comodidades tecnológicas que nos ofrece
el mundo moderno. Pero nuestro viaje en el tiempo no termina allí…
Además de los jardines y de
los banquetes, si hubiera nacido en la época del imperio persa en una familia
privilegiada, también hubiese vestido muy bien y mis atuendos estarían
decorados con las más finas piedras preciosas y piezas de orfebrería. En cuanto
a los vestidos y los atuendos, hay cosas muy interesantes que rescatar de la
cultura persa: solamente el rey podía utilizar el color morado y las clases
privilegiadas vestían con túnicas de lana, hilo o seda de amplias mangas que
podían estar sostenidas por un cinturón, utilizaron zapatos fabricados con
cuero, prestaron mucha atención a las barbas y los peinados, e incluso se cree
que rociaban un polvillo de oro en sus cabellos para alcanzar la máxima
elegancia y distinción. “Como parte de la
indumentaria, se admite que los persas fueron los primeros en diseñar ropa
interior. También se inclinaron por la decoración de sus vestimentas, a las que
agregaban apliques dorados” (Gimeo, Pp 36).
Lo descrito en el párrafo
anterior no podría ser más distante de la imagen que nos presenta la escenografía hollywoodense en las famosas
películas llamadas 300 cuya historia
presenta uan particular versión de las guerras entre los griegos y los persas.
En estas, el rey Jerjes aparece casi desnudo, sin barba ni cabello y con muchos
colgantes de oro. De esta imagen presentada, quizá lo más cercano a la realidad
sería la cantidad de oro pues las evidencias han demostrado que los persas eran
grandes orfebres. Un ejemplo de ello es
el teroro de Oxus obtenido por un capitán inglés en 1880 quien rescató a un
grupo de mercaderes capturados por bandidos en Afganistán. Este tesoro está
compuesto por al menos 170 piezas en la actualidad se encuentran en el museo
británico y en él se encuentran vasos, joyas, monedas, figuras, placas
dedicatorias, etc.
Pero la expresión del
sofisticado arte persa no termina con el manejo de los metales. Esta
civilización utilizó de manera maravillosa el ladrillo, la cerámica y los
esmaltes de colores para dar vida a vasijas, murales, estatuas y monumentos que
aún hoy pueden ser apreciados en los museos del mundo. Eran muy difundidas las
imágenes de soldados y guerreros, así como los regalos ofrecidos al rey,
figuras aladas y de animales híbridos siempre al servicio de los reyes y
resaltando su relación con la divinidad. En todos los rincones del imperio, “…los gustos, estilos, motivos y técnicas se mezclaban
para formular un arte ecléctico, que reflejaba el concepto persa de imperio en
el que los pueblos individuales conservaban sus creencias, gustos y costumbres”
(Ypung, Pp 328).
Definitivamente, el imperio
persa era una mezcla de manifestaciones culturales diversas gracias a la
flexibilidad imperial frente a los pueblos conquistados, sus principales
características eran la organización social muy marcada y la forma de
administración de los territorios conquistados, siendo lo más importante el pago
de tributos y el desarrollo comercial. Otro aspecto fundamental de la cultura
persa eran sus manifestaciones artísticas que iban desde la forma de vestirse
de la élite hasta la manera en que se decoraban los palacios con figuras y
jardines. En conclusión, si hubiese sido una mujer persa de la élite, tendría
que estar emparentada con el rey, viviría en el palacio en la ciudad capital,
tendría no solamente las mejores joyas y vestidos, sino que además disfrutaría
de los más deliciosos banquetes y jardines rodeados de hermosos murales
finamente elaborados.
Bibliografía
·
Young
Jr. T. Cuyler. “Persia”. En Historia
de las Civilizaciones Antiguas. Editorial crítica. Barcelona, 1984.
·
Gimeo, Daniel. Persas. Editorial Sol. Barcelona: 2008.
·
British
Museum. The Oxus Treasure. Consulta
en línea el 27/09/2014. En:
http://www.britishmuseum.org/explore/highlights/articles/o/the_oxus_treasure.aspx